P Adriano Marques Santiago,scj
El año 2025 ha sido declarado por la Iglesia como un Año Jubilar, un tiempo de gracia y renovación espiritual para los fieles de todo el mundo. En este contexto, el Papa Francisco nos invita a ser “peregrinos de esperanza”, un llamado a atravesar el umbral de nuestra vida cotidiana y dejarnos guiar por Jesucristo.
Un Jubileo con propósito
Los jubileos en la tradición cristiana han sido momentos de conversión, reconciliación y celebración de la misericordia de Dios. No se trata solo de un evento religioso, sino de una oportunidad para revisar el camino recorrido, proyectar el futuro con esperanza y tomar decisiones que nos acerquen a una vida más auténtica.
En este sentido, el Papa Francisco nos recuerda que la fe es un don que debemos cultivar con decisión. No alcanza con la intención: hay que actuar. El Jubileo nos desafía a ser protagonistas de nuestra vida espiritual, con el mismo empeño que ponemos en nuestros proyectos personales y profesionales.
¿Qué significa ser un peregrino?
Ser peregrino no implica solo viajar físicamente a un santuario. Es también una actitud interior. Es preguntarnos: ¿a dónde quiero ir? ¿Qué necesito cambiar?. Un Jubileo es un alto en el camino, un momento para redireccionar nuestra brújula personal.
La Guía del Peregrino del Jubileo 2025 nos sugiere un examen de conciencia, no como una lista de verificación, sino como un ejercicio profundo de reflexión. No se trata de castigarnos por los errores, sino de aprender y avanzar.
Un punto clave de esta preparación es preguntarnos si nuestra relación con Dios, con los demás y con nosotros mismos está alineada con nuestros valores. La verdadera libertad no es hacer lo que queremos, sino vivir en coherencia con lo que creemos.
El ejemplo de Zaqueo: querer cambiar es el primer paso
El Evangelio nos ofrece la historia de Zaqueo (Lc 19,1-10), un hombre que, a pesar de sus errores, tiene un sincero deseo de cambio. No espera pasivamente: corre, se sube a un árbol, hace lo imposible por ver a Jesús. Y Jesús, lejos de condenarlo, lo llama por su nombre y le ofrece una nueva oportunidad.
Este pasaje nos deja una enseñanza clara: no importa dónde estemos, si realmente queremos cambiar, Dios nos da la oportunidad. Pero el primer paso depende de nosotros.
Compromiso y testimonio
El Jubileo no es solo un tiempo de gracia personal, sino también un llamado a la acción. En un mundo marcado por la incertidumbre, la injusticia y la desesperanza, los cristianos tenemos la responsabilidad de ser testigos de esperanza. No se trata de discursos vacíos, sino de hechos concretos: ayudar al prójimo, vivir con honestidad, construir comunidades más humanas.
El Papa Francisco insiste en que la fe sin compromiso es estéril. El Jubileo nos recuerda que creer es también hacer.
Conclusión: cruzar el umbral
El Jubileo 2025 nos invita a atravesar un umbral: el de la fe vivida con pasión, el de una conversión auténtica, el de una vida con sentido. No basta con desearlo: hay que dar el paso.
Como en cualquier proyecto serio, la clave es la disciplina. Si queremos que este tiempo sea un punto de inflexión, debemos asumir el compromiso con responsabilidad. Que este Jubileo sea la oportunidad para reencontrarnos con nuestra fe y con la mejor versión de nosotros mismos.